El alcohol ha devenido barato en términos económicos y esta ampliamente disponible. Existe un estrecho vínculo entre la disponibilidad y el consumo. Entre la oferta y la demanda.
La evidencia científica relaciona el consumo de alcohol con alteraciones en los procesos de memoria y aprendizaje, así como con cambios cerebrales, tanto a nivel funcional como estructural, sobre todo en la adolescencia. Esto es debido a la plasticidad del cerebro durante esta fase y que se encuentra en proceso de maduración.
Por su parte, Susan F. Tapert, profesora del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de San Diego (Estados Unidos), presentó los resultados de varios estudios realizados con adolescentes en los que se compararon a bebedores ocasionales con grandes bebedores; durante el estudio advirtió que estos últimos recordaban un 10 por ciento menos de la información —tanto verbal como no verbal— que se les había proporcionado en la sesión con respecto a los bebedores ocasionales. En otro trabajo se estudiaron las áreas de la función cognitiva más afectadas por el alcohol, y se comprobó que la atención era significativamente peor en los bebedores, así como el procesado de la información rápida. Otros estudios constatan también una reducción en los procesos ejecutivos por daño en el lóbulo frontal...
Dr. Salvador E. Cuño
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