ALCOHOL: DROGA LÍCITA

Todos los estudios realizados en la actualidad, demuestran que el alcohol es la sustancia-droga más utilizada por los jóvenes y adolescentes, en segundo lugar se encuentra el tabaco y la marihuana, y luego los psico-fármacos, cocaína e inhalantes.
“Sobre una población mundial de 6.000.000 millones de personas, 4.200.000 millones beben alcohol; y de éstos, del 10 al 15% se vuelven alcohólicos; pero – triste paradoja- solamente el 1% de los alcohólicos recibe tratamiento adecuado”
Generalmente se abusa de las bebidas alcohólicas por sus efectos farmacológicos psicoactivos, ligados con el estado de ánimo y la desinhibición del comportamiento que produce en todos los bebedores, en especial en los adolescentes, relacionado a situaciones sociales, modas, conflictos personales, presión de compañeros e influencia del marketing promocional, de intereses económicos y de los medios masivos de comunicación.
Se ha demostrado que cuanto a más temprana edad se comienza con el uso de una sustancia (alcohol), mayor es el daño que se produce en el cerebro por su inmadurez, y también es mayor la probabilidad de aumento en la cantidad y variedad de sustancias consumidas en el futuro. En la actualidad, el número de adolescentes que prueban drogas ha aumentado considerablemente junto a la aparición de nuevas sustancias y a la combinación de bebidas tóxicas cuyo resultado se expresa en un mayor daño en varios órganos vitales de estos cuerpos en desarrollo.
Por un lado viven la mayor tolerancia social al consumo de sustancias toxicas y la acción nefasta de los mal intencionados medios masivos de comunicación, estimulados económicamente por las empresas multinacionales que alientan y premian al consumo de alcohol a dichos jóvenes.
También comparten las características normales de todo adolescente: pertenecer a un grupo determinado con identidad propia, la cual está caracterizada por la trasgresión y el abuso; la tendencia natural de experimentar lo nuevo y prohibido y el mecanismo de imitación a la conducta de los mayores.
También comparten, al beber compulsivamente alcohol, una nueva manera de diversión en la cual la perdida total de la lógica, razonamiento y conciencia por acción del alcohol parecería ser el objetivo, para poder ausentarse de una realidad que no los conforma ni satisface, o participan de un nuevo modo de acceder al mundo de los adultos con un “ritual de iniciación” que es compartido y estimulado por sus pares, y que además es festejado como una gran “hazaña”, con consecuencias nefastas como los embarazos adolescentes, conductas violentas , accidentes de transito y la muerte.
Además, pueden tener en común una estructura familiar en decadencia, con ausencia real o aparente de algunas de las figuras paténtales, ya sea por necesidades laborales, por desencuentros maritales, o por desidia y negligencia en el cumplimiento de las funciones de socialización, especialmente las referentes a los limites, pautas y normas , lo que da como resultado la carencia de limites necesarios para conducir y contener la energía liberada por los jóvenes de hoy y un vacío afectivo y comunicacional entre padres e hijos.
Nosotros, la sociedad, los adultos que debemos bregar por el bienestar de las nuevas generaciones, somos los responsables de limitar el consumo exagerado y perjudicial de bebidas alcohólicas por parte de los menores de edad, que naturalmente son incapaces de asumir la responsabilidad del auto cuidado y auto control.

Dr. Salvador E. Cuño
Programa de Prevención Comunitaria de Adicciones
Subsecretaria de Gobierno, Culto y Registros Público del Chaco