Las posibilidades de tener un contacto con las drogas se hace cada vez mayor durante la adolescencia, y en especial en ésta sociedad chaqueña dado el creciente tráfico y comercialización de la misma.
El adolescente debe enfrentarse con la realidad de un proceso de cambio, que va más allá de su capacidad de entendimiento. Por un lado la sensación de pérdida, de falta, de carencia, de dolor, de duelo por las condiciones perdidas: su identidad infantil, su cuerpo infantil y sus padres de la infancia, y por otro la ganancia de un cuerpo en crecimiento que aumenta y arde desmesuradamente, una sexualidad floreciente estimulada por un torrente hormonal, una búsqueda de ser individual y único, y un modelo de persona distinto a sus progenitores. Todo esto dentro de un contexto familiar en plena crisis evolutiva, demostrando la capacidad, aceptación y tolerancia al cambio con una conducta comprensiva y acompañante, o con una irracional y absurda resistencia expresando una incomprensión abandónica.
El adolescente con temor e inseguridad debe marcar el perfil de su nueva identidad.
Por otro lado la sociedad le muestra un vacío de valores, con pocos referentes dignos de imitar y con escasas posibilidades de lograr satisfacer sus proyectos de vida.
Los medios de comunicación muestran una realidad virtual cada vez mas alejada de la vida real de las personal, donde el consumo desmesurado, las conductas trasgresoras y el desprecio de los valores morales y éticos son impuestos como modelos acordes con la moda actual...
SALVADOR E. CUÑO
ESPECIALISTA EN ADOLESCENCIA
TERAPEUTA FAMILIAR
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